Tuve el honor de presentar ayer al maestro Javier Darío Restrepo, periodista colombiano con 53 años de trabajo periodístico y una de las voces más autorizadas para hablar del tema de la ética periodística, en su participación como conferencista inaugural del Primer Encuentro sobre Televisión: ‘Reflexiones sobre una realidad televisiva’, que abrió ayer en el marco de la Feria Internacional del Libro y como preámbulo al lanzamiento del Canal 44 de la Universidad de Guadalajara.
Hoy tendremos el gran privilegio de que visite nuestra redacción.
Este veterano periodista es autor de 22 libros y maestro permanente de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. En la página de Internet de la FNPI, Darío Restrepo da respuestas constantes a cientos de periodistas, que le preguntan a diario en su Consultorio Ético. Hasta ayer se tenía el registro de mil 60 consultas que le hacen colegas de toda América Latina y de otras partes del mundo. Es además, como seguramente lo habrán notado en las páginas dominicales de Público-Milenio, una referencia constante de nuestro defensor del lector, Juan Carlos Nuñez.
Y es que como señaló el Premio Nobel de Literatura 1982, el también colombiano Gabriel García Márquez, “la ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodista como el zumbido al moscardón”, al reflexionar sobre esta situación del periodista que se enfrenta cotidianamente a múltiples dilemas éticos en las decisiones que se toman en las redacciones de los medios de comunicación.
Hace 10 años tuve la oportunidad de asistir a uno de los talleres que sobre ética periodística impartió Darío Restrepo a colegas mexicanos en Tapalpa. Ayer que lo volví a escuchar, el zumbido de sus conceptos su oyó más fuerte y clarificador. Con su calidez y lucidez característica, actualizó las tesis principales de su libro El zumbido y el moscardón y nos recordó que los dilemas que ponen en conflicto al profesional de la prensa no lo enfrentan a la elección entre un camino bueno y uno malo, sino entre dos caminos buenos, y que el reto es encontrar el camino correcto, la mejor solución, aquella que respete los valores de la función social del periodismo, y que por encima de todo ponga el derecho de los ciudadanos a tener información veraz y completa de las historias que se le presenten. La ética, reiteró, lleva a la excelencia periodística.
Tras su ponencia ‘La ética en el trabajo televisivo’, Darío les dejó también un enorme reto a los directivos de la nueva televisión universitaria: hacer posible una televisión que rompa con la pasividad sumisa y genere en la teleaudiencia una proactividad creativa, que aporte a la democracia y sea un instrumento de servicio para ganar día con día su credibilidad. “Decir la verdad, aunque al poder siempre le estorbe”, les dejó de tarea.
Hoy tendremos el gran privilegio de que visite nuestra redacción.
Este veterano periodista es autor de 22 libros y maestro permanente de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. En la página de Internet de la FNPI, Darío Restrepo da respuestas constantes a cientos de periodistas, que le preguntan a diario en su Consultorio Ético. Hasta ayer se tenía el registro de mil 60 consultas que le hacen colegas de toda América Latina y de otras partes del mundo. Es además, como seguramente lo habrán notado en las páginas dominicales de Público-Milenio, una referencia constante de nuestro defensor del lector, Juan Carlos Nuñez.
Y es que como señaló el Premio Nobel de Literatura 1982, el también colombiano Gabriel García Márquez, “la ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodista como el zumbido al moscardón”, al reflexionar sobre esta situación del periodista que se enfrenta cotidianamente a múltiples dilemas éticos en las decisiones que se toman en las redacciones de los medios de comunicación.
Hace 10 años tuve la oportunidad de asistir a uno de los talleres que sobre ética periodística impartió Darío Restrepo a colegas mexicanos en Tapalpa. Ayer que lo volví a escuchar, el zumbido de sus conceptos su oyó más fuerte y clarificador. Con su calidez y lucidez característica, actualizó las tesis principales de su libro El zumbido y el moscardón y nos recordó que los dilemas que ponen en conflicto al profesional de la prensa no lo enfrentan a la elección entre un camino bueno y uno malo, sino entre dos caminos buenos, y que el reto es encontrar el camino correcto, la mejor solución, aquella que respete los valores de la función social del periodismo, y que por encima de todo ponga el derecho de los ciudadanos a tener información veraz y completa de las historias que se le presenten. La ética, reiteró, lleva a la excelencia periodística.
Tras su ponencia ‘La ética en el trabajo televisivo’, Darío les dejó también un enorme reto a los directivos de la nueva televisión universitaria: hacer posible una televisión que rompa con la pasividad sumisa y genere en la teleaudiencia una proactividad creativa, que aporte a la democracia y sea un instrumento de servicio para ganar día con día su credibilidad. “Decir la verdad, aunque al poder siempre le estorbe”, les dejó de tarea.